Alarmante deshielo “histórico” más temprano del Ártico
Los 30 millones de kilómetros cuadrados, que se reparten Canadá, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, Rusia, Suecia y Estados Unidos, están registrando esta primavera las más altas temperaturas “históricas”, adelantando el deshielo de Alaska a fechas jamás conocidas. El tema no parece sorprendente después que por primera vez desde que hay memoria, hubo el invierno pasado temperaturas por encima de los 0 grados centígrados, en lugares donde la media invernal puede alcanzar los 30 grados bajo cero.
Los científicos del observatorio estadounidense de la Agencia Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) en Barrow, Alaska, alertan por estos días que la nieve se está retirando mucho más rápido, y se anticipa que habrá un récord de mínima extensión del hielo marino, superando la marca del año pasado.
Por su parte el Instituto Meteorológico de Dinamarca viene de confirmar la medida más baja del hielo marino en un mes de abril en las últimas cuatro décadas de observación por satélite del fenómeno en Groenlandia.
Las grandes potencias se aprovechan del deshielo
En paralelo a la “crisis del hielo”, una de las peores noticias ambientales en décadas, las grandes potencias linderas al Ártico comienzan a explotar oportunidades económicas inéditas, o proyectan algo que hasta ahora no habían tenido oportunidad.
Rusia, EEUU, Canadá, Noruega y Dinamarca básicamente están autorizando a sus flotas científicas, y a las de sus empresas multinacionales, a investigar en las zonas de hidrocarburos únicas todavía sin explotar del planeta. Según el servicio de Inspección Geológica de Estados Unidos, el Ártico contiene el 30% de las reservas mundiales no descubiertas de gas natural y el 13% de las de petróleo. También las potencias saben de la existencia de depósitos minerales de máximo valor, que hasta ahora no podían alcanzar ni pensar en hacerlo, debido a los hielos eternos sobre las mismas.
Otra explotación en auge a raíz del deshielo es la de pesca y fauna, donde hasta ahora bancos de peces y otras variedades de alto valor comercial, inalcanzables, comienzan a ponerse a tiro de sus explotadores.
Las rutas marítimas norteñas pasan a tener mejor operatividad, y las potencias dejan de depender de terceros países al tiempo de reducir la distancia entre Asia y Europa. La ruta que bordea la costa septentrional norteamericana, conectando el océano Atlántico y el Pacífico, quedará abierta permanentemente dejando atrás la necesidad del canal de Panamá. Otra ruta, la del Noreste o del mar del Norte, unirá ambos océanos a través de las costas del norte de Rusia, afirman los técnicos.
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