Cambio climático afectará producción cafetera de aquí a 30 años, dice estudio
Un estudio realizado por Programa de Investigación en Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria mostró que para el año 2050, la calidad del ‘café arábica’ se verá afectada por el aumento de más de dos grados centígrados de temperatura, los cambios en la frecuencia y cantidad de las lluvias. Lea también: Producción cafetera creció en 2014 y llegó a 12.1 millones de sacos
Según el estudio, en el que también participó el Centro Internacional de Agricultura Tropical, los principales países productores de café en el mundo como Brasil, Vietnam, Indonesia y Colombia, que en conjunto generan el 65% de la participación del mercado mundial, experimentarán graves pérdidas si no se toman medidas de adaptación.
Según el especialista en temas de cambio climático, Peter Läderach, “por primera vez hemos recopilado datos regionales suficientes para mostrar que los caficultores deben contrarrestar temperaturas superiores para sobrevivir”.
De acuerdo con el estudio, “en el caso de Brasil, los agricultores podrían enfrentar pérdidas de más de un 25% frente a la producción actual si no se toman medidas y estrategias de adaptación”.
Mientras tanto, en Honduras, Guatemala, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador y México, en donde el ‘café arábica’ es un importante producto de exportación, se pueden presentar reducciones en su producción principalmente en zonas bajas, causando graves impactos económicos pues contribuye entre el 1% y el 5% al Producto Interno Bruto de estos países.
Moverse loma arriba
Intercalar cultivos con árboles para proporcionar sombra, o trasladarse a alturas más elevadas y frescas, podría contrarrestar las temperaturas más altas, aseguran los autores.
Según Oriana Ovalle, autora principal de la publicación y especialista en cambio climático, “en general, los cultivos de café tendrán que trasladarse entre 300 y 500 metros más arriba dependiendo de su ubicación actual para sobrevivir”.
Según Ovalle, “esto es factible en países como Etiopía o Kenia, en donde se originó esta variedad de café y las elevaciones alcanzan una altura de 2.400 metros por encima del nivel del mar. Sin embargo, en Brasil, por ejemplo ya se cultiva en bajas alturas y no puede trasladarse a mayores altitudes”.
Adicionalmente, Peter Läderach afirmó que “la caficultura comercial, altamente mecanizada de Brasil, no es apta para el cultivo intercalado con árboles que podrían proporcionar sombra y atenuar las temperaturas”.
Indicó que “esto podría significar trasladar la producción a África oriental y Asia-Pacífico, si no se implementan estrategias de adaptación”.
Por su parte, el director ejecutivo del programa de Investigación Mundial del Café, Tim Schilling, afirmó que “ante los resultados del estudio, una reducción de un 25% en la producción de Brasil tendrá un impacto enorme y transformador en todo el sector caficultor.
Los resultados netos serán menos abastecimiento mundial y precios más altos para las compañías tostadoras y los consumidores; para mí, todo esto dice: prepárense para unas alzas en los precios”. En general, el estudio muestra que las zonas entre 600 y 1.900 metros sobre el nivel del mar tendrán mejores condiciones para la producción de ‘café arábica’, aunque esto depende de muchos otros factores.
Se estima que Colombia, uno de los cuatro principales países productores, experimentará una reducción en promedio de hasta un 16% en el área adecuada para la producción de ‘café arábica’. El informe advierte que “la producción podría trasladarse a mayores alturas, pero estas zonas de reserva natural normalmente cubiertas de bosques, albergan comunidades indígenas y ambientes biopersos”.
Acciones urgentes
El café se demora alrededor de 5 años en establecerse y dar fruto. Esto es una inversión de largo plazo para los 25 millones de agricultores, en su mayoría de escasos recursos, que dependen del café para su supervivencia.
Esta investigación permitirá a los científicos evaluar nuevas variedades de café resilientes al clima, adaptadas a zonas climáticas específicas.
En este sentido, Tim Schilling afirmó: “esperamos conocer más acerca de cómo se puede usar la genética del café para ganar más tiempo”.
Para él, “el único destello en el horizonte es la capacidad de cambiar el cafeto de modo que produzca café de óptima calidad y rinda en un entorno limitado por el clima”.
No obstante, la investigación es apenas una pieza del rompecabezas. Peter Läderach recalcó que “necesitamos diseñar estrategias de adaptación para proteger la industria del café y a los pequeños caficultores que lo proveen actualmente. Para que eso suceda, los actores de las cadenas de abastecimiento mundial deben colaborar y financiar esfuerzos de adaptación”.
Según Läderach, esto ya está sucediendo en América Latina.
En el año 2013 en Nicaragua, estrategias de adaptación desarrolladas por el Ciat y sus socios fueron incluidas en el plan nacional de ese país, originando una inversión de US$10 millones para el gobierno nicaragüense para su implementación.
Igualmente, el Ciat apoya la implementación del Plan de Acción Nacional Apropiada de Mitigación para el cultivo de café en Costa Rica, con apoyo del Gobierno Nacional. Läderach concluyó diciendo que “los caficultores ya pueden sentir el calor, es hora de despertar. De lo contrario, ellos mismos se verán forzados a buscar alternativas”.