Cambio climático ¿Cómo combatirlo en el día a día?

Llegó el día de casarse. Está feliz con su nueva vida, la cual incluye la compra de una casa. Los primeros días usted y su pareja se sienten a sus anchas, pero pronto vienen los hijos –trillizos, para ser más exactos-. Tiempo después su suegra enviuda y se muda con ustedes; y como es bastante mayor, deciden que lo mejor es que su cuñada vaya a vivir con ustedes para que la ayude a cuidar.

Entonces, la casa comprada para que vivieran dos personas, termina albergando a siete.

Eso es precisamente lo que pasa, en una escala gigante, con nuestro planeta. Porque a pesar de tener el mismo territorio y los mismos recursos, cada vez somos más personas usándolos.

UNA PELIGROSA ALTERACIÓN
En términos muy claros, lo que está pasando es que la capa que nos protege del exterior –la atmósfera- cada vez se hace más gruesa debido a la acumulación de gases (metano, CO2, etc.) que emitimos de diferentes maneras. Así que los rayos solares que entran, y que deberían salir de nuevo, no lo logran, generando el calentamiento.

Muchos dicen que este es un fenómeno natural, que nuestro planeta se descongeló y pudo crearse la vida gracias a un cambio similar en la temperatura. La diferencia radica en que en condiciones normales esa alteración ocurre en un tiempo tan largo que podemos hablar de miles de millones de años, mientras que ahora ese cambio es tan acelerado, que los ecosistemas y todas las especies –incluyéndonos- no logran adaptarse y, en consecuencia, muchas están muriendo y extinguiéndose.

Lo cierto es que necesitamos agua y oxígeno para vivir, y aunque la industria es responsable por su contaminación, nosotros no podemos ‘lavarnos las manos’, echándoles la culpa. Porque al utilizar sin conciencia el carro, usar en exceso detergentes y sprays o tirar las colillas de los cigarrillos por ahí -entre muchas otras costumbres- no estamos haciendo nada diferente.

Por eso queremos darles varias recomendaciones que pueden hacer la diferencia.

TAN FÁCIL COMO REFLEXIONAR
– El  IDEAM tiene una serie de estudios que describen cómo está nuestro país y los hábitos que más influyen… ¡léalos! Entonces, los pasos siguientes serán pensar en sus hábitos y en los productos que consume, analizando si las necesidades que le plantea la publicidad y el mercado son en realidad tan ‘necesarias’.
– Está muy bien bañarse rápido o usar un vaso con agua para lavarse los dientes. Pero lo más importante es elegir los productos adecuados. ¿Será que necesita usar cinco champús, enjuague y tratamiento? Tal vez con uno solo sea suficiente. Y si elige un jabón neutro, el agua que se va por el alcantarillado –y que finalmente llega a los ríos- no será tan contaminada.
– Lea las etiquetas de todos los productos que compra y luego búsquelos en Google, relacionándolos con cambio climático; así podrá elegir los más amigables con el medio ambiente. (Eso aplica también para el bloqueador).
– Si fuma como una chimenea, por más inofensivo o romántico que le parezca su humo, está contaminando. Los más de cinco mil químicos que contienen los cigarrillos se convierten en gases. Y la colilla que desecha tardará unos diez años en biodegradarse.
– A la hora de comer, prefiera alimentos orgánicos. Para sembrarlos se usaron menos químicos –además de venir de semillas naturales- y eso redunda en su salud y en la del planeta. ¡Ah! Y si va a fritarlos, no tire el aceite sobrante por el lavaplatos.
– Uno de los problemas más graves que generará el cambio climático será la afectación en la seguridad alimentaria (garantizar que todos tengamos qué comer). Así que use muy bien los recursos de los que goza hoy. No contribuya a que crezcan las toneladas de comida que se botan al año en el mundo.
– Fíjese que lo que compra no traiga demasiados empaques. Muchas veces, después de guardar el mercado en la nevera y la alacena, producimos una montaña de basura impresionante. Evite las bandejas de icopor y use la menor cantidad de bolsas posibles.
– Aunque usted no tale árboles, cuando compra una casa construida en reservas forestales está pagando para que otros lo hagan. ¿Vale la pena mudarse a un ‘campo’ sin árboles?
– Siembre árboles en familia: es barato, fácil y divertido. Además de mejorar el oxígeno, ayudará a preservar el agua.
– Intente usar al máximo transporte masivo. Si no le gusta, opte por la bicicleta;  si le queda difícil, haga una ruta con su carro en la que pueda llevar a vecinos o compañeros de trabajo.
– Si no está usando el computador, el televisor, la tablet o cualquier otro aparato electrónico, apáguelo e incluso desconéctelo;  evitará que esos punticos rojos que quedan encendidos consuman energía que no necesita.

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Asesoría: Carmen Briceida Rodríguez, asesora en Gestión del conocimiento para el IDEAM.
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