Con 50 medidas buscan atenuar el impacto del cambio climático en la biodiversidad
Las iniciativas, que deberán comenzar a implementarse desde este año al 2020, apuntan a proteger a nivel nacional las especies de fauna y flora que se verían afectadas.
“Estudios realizados por las universidades de Chile y Católica advierten de un cambio en los patrones de distribución de especies debido al cambio climático; por lo tanto, el foco del plan de acción es disminuir la eventual pérdida de biodiversidad que ello ocasione”, explica a “El Mercurio” el ministro del Medio Ambiente, Pablo Badenier, quien presidió el consejo.
Las cincuenta acciones aprobadas deben estar plenamente operativas en 2020, ya que según la autoridad el problema ya está afectando a ciertas zonas como el norte y centro del país en aspectos como el cambio en el régimen de lluvias.
Entre las medidas de mayor magnitud está la creación de una red nacional de monitoreo de la biodiversidad. Actualmente existen esfuerzos de monitoreo por separado de diversas especies y ecosistemas. La idea es contar con un ente que centralice estas iniciativas y permita obtener información oportuna y que a largo plazo sirva como una especie de alerta temprana del impacto del cambio climático. Su creación ya está contemplada en el proyecto de ley de áreas protegidas.
También se planea poner en marcha un fondo de protección ambiental para proyectos específicos, para el cual ya se han destinado $1.100 millones.
Hay igualmente planes piloto tanto para la conservación y protección de especies como para la restauración de ecosistemas y el combate a las especies invasoras. En el caso de la flora y la fauna se pondrá en marcha un plan de recuperación, conservación y gestión del canquén colorado, la más pequeña de las especies de gansos sudamericanos, que vive en la Patagonia. Además, se comenzará un estudio sobre los efectos del cambio climático en el huemul, para posteriormente elaborar un plan de protección. En cuanto a hábitats amenazados, se planea la restauración del ecosistema de Cerro Cayumanque, en la región del Biobío, uno de los últimos remanentes de bosque nativo en la cordillera de la costa local. Igualmente, hay proyectos para conservar los humedales de turbera de Aysén y el paisaje de Alhué.
Una de las mayores prioridades es la zona boscosa de la Región Metropolitana, afirma Badenier, ya que los estudios dicen que será uno de los ecosistemás más afectados y además es en donde hay menos áreas protegidas. De ahí que también se contempla la creación de corredores biológicos que permitan a la fauna desplazarse entre áreas protegidas con seguridad.
Todavía no hay una estimación de cuánto costará la aplicación de todas las medidas, pero su implementación será ineludible. “Son acciones vinculantes para cada ministerio y hay plazos”, afirma Badenier. El 65% de las medidas, agrega, deberán ser adoptadas por su cartera.
El anteproyecto del plan de adaptación ya había sido publicado en junio del año pasado para generar una consulta pública. “Básicamente, el documento es bastante similar, pero hubo algunas modificaciones en medidas específicas”, afirma Ricardo Irarrázabal, ex subsecretario de Medio Ambiente del gobierno pasado y profesor de derecho ambiental de la U. Católica. “Lo importante es que en temas de cambio climático, en Chile ha existido una política de Estado”.
Ya en el primer gobierno de la Presidenta Bachelet se aprobó la estrategia nacional de cambio climático y un plan de acción. Dentro de este último, un elemento clave fueron los planes de adaptación, uno de los cuales es el de biodiversidad, que acaba de ser aprobado.