El ex presidente mexicano Calderón defiende gravar polución y olvidar carbón
Gravar la contaminación, dejar atrás el carbón y eliminar los subsidios a la energía fósil son elementos de la receta del ex presidente mexicano, Felipe Calderón, para frenar el cambio climático, sin dañar el crecimiento económico.
Calderón, que ha participado hoy en el foro “Las negociaciones internacionales sobre cambio climático: oportunidades para la economía española”, co-dirige la Comisión Global sobre la Economía y el Clima junto al economista británico Nicholas Stern.
Acompañado por la titular de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, el ex mandatario ha afirmado que no se actúa contra el cambio climático debido a la “percepción” de que implica costes y sacrificios.
Durante las últimas décadas, ha recordado, se han acelerado como nunca antes los eventos climáticos violentos: inviernos extremos en EEUU, sequías en China, inundaciones en Europa y huracanes en Asia.
Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de las Naciones unidas (IPCC) -la mayor red científica del mundo dedicada a estudiar este fenómeno-, el planeta ha registrado una subida de 0,8 grados desde la era industrial, la mayor conocida.
El codirector de la mencionada Comisión, formada por dos Nobel de Economía y personas con sesgo económico del sector privado y público, ha defendido que el desarrollo económico es compatible con la lucha contra el cambio climático si se actúa en tres ámbitos: energía, uso de la tierra y ciudades.
A ello deben sumarse “detonadores” o “generadores de impulso económico”: productividad de los recursos naturales, innovación en tecnologías de energías limpias e infraestructuras.
Sobre el primer punto (recursos naturales), Calderón ha defendido eliminar los subsidios a los combustibles fósiles -520.000 millones de dólares en 2012-, entre otras razones porque las renovables (sobre todo eólica y solar) han alcanzado un punto de inflexión que ya las hace competitivas.
De acuerdo con su razonamiento, la construcción de una planta de carbón puede resultar más barato que una instalación renovable, pero a largo plazo arrastra unos costes operativos muchísimo mayores, sin contar con su impacto medioambiental.
El presidente de México por el Partido de Acción Nacional (PAN) de 2006 a 2012 ha abogado también por repensar el modelo de ciudad y tender hacia urbes “más compactas y conectadas”, en contraposición a los núcleos horizontales.
Atlanta (EEUU) con 2,5 millones de habitantes y 4.200 kilómetros de superficie emite per cápita emite diez veces más de CO2 que la capital catalana, con 2,8 millones de vecinos y 162 kilómetros cuadrados, ha dicho.
“Es muy difícil cambiar las ciudades ya construidas, pero en los próximos 15 años vendrán a vivir a ellas más de mil millones de personas, lo que equivale a construir un Washington o una Berlín cada mes durante 15 años”.
Hoy, ha agregado, algunos ayuntamientos invierten un 80 % en la construcción de carreteras, puentes etcétera y un 20 % al transporte público, cuando el paradigma deber ser el contrario.
El progresivo abandono del coche privado se traduciría tanto en un ahorro de combustible, como de horas perdidas en atascos y rebajaría la tasa de mortalidad por la polución (cuatro millones/año en el mundo).
Por su parte, García Tejerina ha recordado que el IPCC propugna para 2050 una reducción de emisiones del 60 % sobre los niveles de 2005 y de cero emisiones en 2100.
Por ello, es “necesario” que el acuerdo que emane de la cumbre de París (finales de 2015) responda a tres grandes cuestiones: objetivos de reducción, financiación y definición de los mecanismos de adaptación.
La jornada, celebrada en la Universidad Pontifica de Comillas, ha sido organizada por la Asociación Española para la Economía Energética y Economics for Energy. EFE