“La lucha contra el cambio climático es la lucha contra la pobreza y el desarrollo”
GASTEIZ – En un año clave para el clima con la celebración en París de la Cumbre de Naciones Unidas sobre Cambio Climático se ha presentado recientemente en Madrid una Alianza por el Clima formada por más de 400 organizaciones -sindicatos, organizaciones sociales, de desarrollo, de consumidores, ecologistas y otros organismos-, la mayor coalición para salvar el planeta.
¿Qué es la Alianza por el Clima?
-En 2008 se creó en España la llamada Coalición Clima, formada por unas 30 organizaciones de diferentes sectores: ambientalistas, de desarrollo, científicos, consumidores, etc. con el fin de impulsar un acuerdo global sobre el clima, que se esperaba pudiera cerrarse en la cumbre de Copenhague de 2009. Tras su fracaso, seis años después, París aparece como una nueva oportunidad. Llegamos con más evidencias del cambio climático y con una comunidad internacional más sensibilizada con la urgencia de llegar a un acuerdo. Las 400 entidades nos unimos así a otros países, con quienes formamos juntos una alianza global, la Alianza Clima 21.
¿Hay relación entre el cambio climático, la pobreza y el desarrollo?
-El cambio climático trae consigo una serie de cambios en los ecosistemas, que a su vez repercuten en las personas y en sus medios de vida. Esto pasa en todas las latitudes y de diferentes modos, pero afecta especialmente a las poblaciones más pobres. Cuando decimos, por ejemplo, que el cambio climático supone lluvias erráticas y sequías más prolongadas, eso en los países del África subsahariana significa hambre y estrés hídrico, etc. La población que vive en el medio rural es la más vulnerable a estos cambios ya que dependen de los ecosistemas para sobrevivir. La expansión de enfermedades tropicales o el aumento de la intensidad y cantidad de huracanes golpean más a los más vulnerables. Luchar contra el cambio climático, por tanto, es una manera de luchar contra la pobreza y por el desarrollo.
¿El calentamiento global es un hecho cuantificable?
-Los gases de efecto invernadero son los responsables del calentamiento global. Sin ellos la vida no sería posible en la Tierra, ya que la temperatura media del planeta sería, no de 14 grados centígrados sino de -18. El problema es que si aumenta la concentración de estos gases aumenta la temperatura global. Esto es precisamente lo que está ocurriendo. Y sí, es un hecho cuantificable. Según el Panel Internacional de Científicos del Cambio Climático (IPCC) los datos muestran que las tres últimas décadas son las más cálidas desde 1850, y cada una de ellas es a su vez más caliente que la anterior.
Hoy nadie niega que el cambio climático está provocado por la actividad humana desde el inicio de la era industrial. Esto ya es un avance.
-La Cumbre de Copenhague del 2009 fracasó, entre otras cosas, por el escepticismo sobre la realidad del cambio climático. Hoy las evidencias son tan abrumadoras que absolutamente nadie duda de la existencia del cambio climático. En todo caso, el debate se ha movido hacia las causas que dan razón del calentamiento global. En este caso, según el último informe del IPCC es “extremadamente posible”, con más de un 95% de probabilidad, que el cambio climático sea originado por el aumento de la concentración de gases de efecto invernadero. Sí, es un gran avance que el punto de partida común sea que el cambio climático es “inequívoco”, y que es urgente actuar. ¿Significará esto mayor responsabilidad por parte de los líderes mundiales? Eso esperamos.
¿Existe cambio climático natural, pero desde hace 150 años el cambio vertiginoso se debe a las actuaciones de los humanos?
-Si el cambio climático es inequívoco y su causa principal es el aumento de la concentración de gases de efecto invernadero, entonces el calentamiento global está íntimamente relacionado con el surgimiento de la era industrial y el uso masivo de combustibles fósiles como el petróleo, gas y carbón para la producción y uso de la energía. La relación entre cambio climático, modelos energéticos y nuestros patrones de producción y consumo, nos llevan necesariamente a preguntarnos por la sostenibilidad de nuestros actuales modelos de desarrollo. En un contexto de recursos limitados e impactos ambientales de la actividad humana, el estilo de vida de nuestras sociedades ricas no es sostenible ni universalizable.
Producimos más gases de efecto invernadero de los que nuestro planeta puede absorber. ¿Cómo solucionarlo?
-La capa natural formada en la atmósfera por los gases de efecto invernadero contiene una concentración de no más de 300 partículas por millón de este tipo de gases. Esa concentración sin embargo ha ido aumentando progresivamente. Los científicos advierten de subidas de temperatura media global de más de 2 grados centígrados con una concentración superior a las 350 ppm. Hoy ya superamos las 400 ppm. Y si todo siguiera como hasta hoy, sin grandes cambios significativos, la temperatura media del planeta podría aumentar entre dos y cuatro grados, el doble del límite máximo propuesto por la comunidad científica. La única solución posible pasa necesariamente por la “mitigación”, la disminución significativa de la emisión de gases de efecto invernadero.
¿Cuál es el impacto del cambio climático sobre la pobreza? ¿Incide en la producción agricultura?
-Hoy en el mundo hay 1.400 millones de personas viviendo en la pobreza absoluta y el 70% de esta población vive en el medio rural, y depende de los ecosistemas para sobrevivir. La FAO nos dice que más de 800 millones de personas sufren desnutrición crónica. El cambio climático está teniendo ya un gran impacto en la producción de alimentos. Países como Malí, Uganda, Kenya, Malawi, sufren sequías cada vez más prolongadas. El IPCC advierte de una disminución de la producción de alimentos de un 50% en el África subsahariana en la próxima década provocada por el cambio climático.
¿Aumentará el riesgo de conflictos regionales por los recursos naturales? ¿Por la falta de agua?
-Actualmente somos 7.200 millones de personas y para el 2050 se espera que lleguemos a 9.000 millones. La presión sobre los recursos naturales aumenta. En este contexto, la tierra y el agua se convierten en recursos cada vez más escasos y cada vez más preciados. No es de extrañar el enorme proceso de “acaparamiento de tierras” por parte de empresas y países ricos; y el control cada vez mayor sobre los recursos hídricos. El cambio climático agrava aún más estos procesos de erosión y estrés hídrico. Sin duda, el agua y la tierra serán en este siglo XXI motivo de guerras y tensiones, locales, regionales y mundiales. Del mismo modo que lo ha sido el petróleo en el último siglo y medio.
¿Afectará a nuestra salud?
-La progresiva subida de la temperatura media en el planeta está provocando la expansión de enfermedades tropicales hacia ecosistemas tradicionalmente menos cálidos. Enfermedades como la malaria, el dengue, etc. afectan ahora a nuevos segmentos de población en nuevas latitudes. Al mismo tiempo, la escasez de agua afecta también directamente a la salud. Y la menor producción de alimentos agrava la desnutrición infantil y las deficiencias nutricionales de los mayores. El cambio climático también tiene efectos inmediatos sobre la salud y la calidad de vida.
Cambio climático y justicia. ¿Un problema planetario implica una respuesta global?
-Para Manos Unidas el cambio climático es, sobre todo, un problema de justicia. Decimos que es una triple injusticia climática. Primero porque afecta más a los más pobres y vulnerables del planeta. Segundo, porque son precisamente los menos responsables del calentamiento global, relacionado con la emisión de gases. Y tercero, porque son los que menos recursos tienen para hacer frente a los cambios provocados en los ecosistemas y en sus medios de vida. El cambio climático es un desafío global porque afecta a toda la humanidad e implica una respuesta global. Pero no todos son responsables en la misma medida y no todos sufren las consecuencias con la misma intensidad.
¿Si todos los países no se ponen de acuerdo habrá solución al problema? Lo digo por Estados Unidos, China, India y Brasil y, de ‘tapadillo’ Canadá y Sudáfrica.
-Hoy China es el mayor emisor de gases de efecto invernadero. Y Estados Unidos es el primero en emisiones per cápita. El Protocolo de Kyoto, único antecedente de acuerdos sobre el clima, fue posible gracias al principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas. Este principio permitió dividir a los países entre emisores (los países industrializados, mayores responsables de la emisión de gases) y países en desarrollo. Kyoto obligaba así a una disminución de emisiones a los países ricos, exonerando a los países en vías de desarrollo. Ahora, el contexto ha cambiado y este es el meollo del problema de cara a un acuerdo global. Los países emergentes son grandes contaminantes también, pero alegan tener derecho al desarrollo como lo han tenido los viejos países ricos. Los países ricos por su parte, no están dispuestos a ser los únicos que paguen la factura, dejando a los emergentes en posición ventajosa para el futuro.
¿El calentamiento global genera más injusticia climática hacia los países más pobres de la Tierra?
-Además de la mitigación de gases, la otra herramienta de lucha contra el cambio climático es la “adaptación”. Nosotros creemos que destinar recursos suficientes a la adaptación del cambio climático, garantizando que estos lleguen a los más pobres, es una manera de combatir la injusticia climática. Desde 2010 se aprobó la existencia de un Fondo Verde mundial para el cambio climático. El problema es que los países no cumplen con sus compromisos financieros. Y que mucho más de la mitad de este dinero se invierte en proyectos de mitigación, dejando la adaptación como algo secundario.
¿Qué tipo de acuerdo es necesario entonces para responder a los desafíos del clima?
-Necesitamos un acuerdo global que sea ambicioso, justo y vinculante. Ambicioso significa, que planteé los compromisos necesarios para efectivamente parar la emisión de gases y el calentamiento global. Justo quiere decir que asumamos que el cambio climático es un problema de todos, pero las responsabilidades de los países son muy diferentes, según su situación económica, de desarrollo y de emisión de gases desde el inicio de la era industrial. Vinculante quiere decir que los compromisos a los que se llegue sean obligatorios, legalmente vinculantes para todos los Estados y no voluntarios.