¿Por qué el Amazonas dejaría de ser el pulmón del mundo?
De ser el gran pulmón del mundo y el mayor sumidero de carbono, que mitiga el calentamiento global, la región de la Amazonia podría convertirse en un ecosistema con sequías más frecuentes y extremas.
Los incendios forestales, el caudal del río y sus afluentes, así como la vida de cientos de miles de especies de flora y fauna, cambiarían con las nuevas condiciones climáticas. Incluso, la tasa de mortalidad de los árboles que contiene este ecosistema se verían afectadas, y con ello aumentarían las emisiones de carbono de esta área, que hoy actúa a la inversa, capturando los gases que emiten las acciones humanas.
A dichas conclusiones llegó una reciente investigación de la Facultad de Ecología Global de la Universidad de Stanford, que se publicó a mediados de este mes en la revista Proceedings of The National Academy of Science.
El modelo climático que empleó el grupo académico, de acuerdo con las especificaciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), arrojó que el área afectada por las sequías leves y graves podrá doblarse y triplicarse, respectivamente, para el 2100.
Además, estimó que las humedades extremas también se incrementarían después del 2040, “incluso en lugares en los que se proyecta que la precipitación media anual disminuya”, explica la investigación.
“Históricamente, la principal fuente de emisiones de dióxido de carbono era provocada directamente por la acción humana, especialmente la deforestación. Sin embargo, en el futuro el cambio climático podría causar más emisiones resultantes de los cambios a gran escala de este ecosistema y no de las acciones humanas directas”, aseguró Philip B.
Duffy, el principal investigador de este estudio, por medio de un comunicado del centro de investigación Woods Hole Research Center, del cual es director.
Los modelos predicen distintos resultados para el oriente y oeste del Amazonas. Por un lado, concluyen que serán más frecuentes las sequías en el oriente, mientras que no será así en una pequeña región del oeste del bioma.
Regularmente, la Amazonia brasileña tiene una temporada de sequía más definida que el occidente, que le corresponde a Colombia, debido a que en esta área la influencia de los Andes mantiene las precipitaciones.
A comienzos de este año, la revista Nature publicó una pesquisa, liderada por la Universidad de Leeds, de Inglaterra, que concluía que la tasa de mortalidad de árboles, que ha aumentado un tercio desde mitad de los años ochenta, afecta la capacidad de este ecosistema para albergar carbono.
Paulo Brando, otro de los investigadores líderes, expresó que las sequías cambiarán la dinámica del bosque y la producción de la comida. Así como la navegación y el potencial hidroeléctrico de la zona.
El Bioma Amazónico es una reserva de diversidad biológica, con más de 16.000 especies de árboles conocidos y 2.500 especies de peces. De esta cuenca dependen cerca de 33 millones de personas de cinco países, según estima el Banco Mundial.
Para Nicolás Castaño, investigador del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas, está claro que el cambio climático trae para la región eventos climáticos cada vez más extremos; sin embargo, no es del todo claro si podrán triplicarse o duplicarse.
La advertencia que queda con la investigación de la Universidad de Stanford es cómo en las próximas tres décadas podría cambiar el rol de la Amazonia, que hoy es el gran pulmón del mundo, pero que en un futuro puede convertirse en una tienda de carbono a punto de arder y calentar más al planeta.
REDACCIÓN VIDA
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